Por motivos de trabajo, estos últimos días he estado rondando las calles del barrio de Gràcia. Siempre he creído que un buen agente inmobiliario debe conocer el terreno donde trabaja como la palma de su mano. He paseado y observado las calles y las plazas de este barrio y he descubierto una larga y agitada historia. Idílico rincón para bohemios y estudiantes, el barrio de Gràcia ha forjado la identidad de su vecindario de toda la vida.
El alma revolucionaria de la llanura barcelonesa
Entre el siglo XVI y XVII, masías aisladas ocupaban la llanura barcelonesa, lo que ahora conocemos como el barrio de Gràcia, lejos de las murallas de Barcelona. El Carrer Gran de Gràcia era el camino que unía el corazón de la vila y el municipio de Sant Cugat. En este punto, las familias burguesas decidieron también construir sus casas señoriales y de veraneo.

Durante el S. XIX, la revolución industrial llegó a Gràcia. Barcelona, entre sus murallas, se había quedado pequeña para instalar fábricas y Gràcia fue una de las ubicaciones elegidas. Aquel pequeño núcleo agrícola vivió el gran desarrollo urbano e industrial. El número de familias de clase obrera que vivían aumentó, lo cual provocó el nacimiento de un importante activismo social y obrero, que todavía hoy se mantiene.
Hago un paréntesis para contaros un claro ejemplo de dicho activismo. La Sedeta, (la fábrica textil Pujol i Casacuberta) cerró sus puertas en 1975 y el inmueble se vendió a un banco, que pretendía derribarlo para construir 260 apartamentos. Los vecinos se opusieron y organizaron el movimiento La Sedeta per al barri y lograron que el Ayuntamiento de Barcelona lo comprara para construir una escuela y un centro cívico que hoy en día sigue activo.

“Bajar a Barcelona”
En el año 1850 Gràcia se convirtió en municipio independiente. Pero, paralelamente, la asfixiada ciudad de Barcelona, reducida en un espacio de 300ha donde vivían más de 130.000 habitantes compartiendo industria y comercio, resultaba una de las ciudades europeas más densas e insalubres de Europa. Por ello, en 1859 se aprobó el Plan Cerdà, lo que significó la construcción de l’Eixample y el derrumbe de las murallas. Hacia 1880, Barcelona y Gràcia empezaron a establecer proyectos de urbanización, en los que el Paseo de Gracia se convertía en el nexo de unión entre las dos zonas. En 1897, Gracia se unió a Barcelona después de 47 años de autonomía.
La rumba catalana
Y llegó la música, ¡de todas partes del mundo! La industrialización no acabó con el espíritu rural y ganadero originario de la zona. A principios del siglo XX, la población gitana, situada alrededor de la Plaça del Raspall, convivía con los indianos ricos recién llegados de Cuba. De la fusión de los ritmos caribeños y el flamenco surgió la rumba catalana.

El plan urbanístico del vecindario
Los propietarios de los terrenos fueron quienes, de manera autónoma, urbanizaron las calles. Por eso encontramos calles que cambian de nombre en un cruce cualquiera; pero también, gracias a ello, disfrutamos de las maravillosas plazas de Gràcia. Cada vez que te pierdes por un enredo de calles gracienques acabas en una plaza rectangular llena de vida cualquier día del año.
En ILIVEBARCELONA somos unos/as enamorados/as de este maravilloso barrio barcelonés, que mantiene su esencia con ese toque bohemio tan característico. Actualmente, disponemos de tres inmuebles de obra nueva a la venta al lado de la Plaça Gal·la Placídia, uno de ellos en dúplex con piscina y patio. Una zona tranquila donde disfrutar de todo tipo de servicios, alejados del bullicio del centro de la ciudad.

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